Vivimos en una “sociedad microondas” de respuesta rápida y soluciones inmediatas, donde se espera gratificación instantánea. Una cultura que ha permeado nuestra vida diaria y nuestra interacción con el mundo que nos rodea. Para contrarrestar este frenesí, tenemos una solución temporal: viajar hasta Peralada y refugiarse en un antiguo castillo del siglo XII, recientemente convertido en Hotel Boutique.
Aquí se defiende un lujo sereno que reconforta sin ostentación. Espacios tranquilos, sonidos de pájaros y, como no, un espíritu foodie que se deja ver en los detalles. Y es que en Castell de Vallgornera cuentan con un desayuno excepcional con productos locales que incluyen xuixos de Llençà, repostería artesanal, jugo de naranja natural, embutidos, huevos de la zona y aguacates cultivados cerca. Cada día, además, sorprenden con nuevas delicias en el bufé, como los rolls que estarán disponibles pronto.
De lo rústico a lo contemporáneo
El arquitecto Oriol Roselló, reconocido por su dedicación a la restauración y conservación del patrimonio y por fundar Bangolo, lideró el proyecto de diseño interior con el objetivo de preservar la estructura original del castillo, construido en 1123. Marta Sánchez, la interiorista de M Proyectos, dejó su huella en cada una de las nueve suites al restaurar y adaptar los muebles originales, creando así ambientes acogedores y elegantes.
Los espacios comunes incluyen una terraza al aire libre para descansar, un lobby que evoca la esencia original del lugar -y que cuenta con maletines y uniformes centenarios- y una piscina al aire libre que ofrece un contacto directo con la naturaleza bajo la torre del castillo. Desde los muebles históricos hasta los elementos contemporáneos que realzan su encanto rústico, cada detalle invita a los visitantes a relajarse y reconectar consigo mismos.
Nueve suites con mucha historia
Cada suite lleva el nombre de una de las partes distintivas de un castillo: Bastión, Almena, Atrio… Destacando entre ellas, la habitación Torreón, ubicada en una de las torres principales, transporta a sus huéspedes al siglo XIII con todo el confort y diseño del siglo XXI, mientras que Baluarte ofrece un baño esculpido en la roca. Sin embargo, nuestra favorita es Bastión, que incluye una bañera con vistas naturales.
No olvidéis traer un libro que tengáis ganas de leer, si bien en el lobby encontraréis una colección variada y entretenida de juegos de mesa e incluso un piano. Para un tentempié, el honesty bar ofrece vermut Espinaler, galletas Birba, patatas Marina y chocolate de Simón Coll.
Naturaleza, cultura y encuentros locales
En este entorno, los caminos de arena que serpentean hasta Peralada son ideales para paseos entre flores bajo cielos estrellados, ofreciendo una experiencia perfecta para descubrir en bicicleta. Además, puedes disfrutar de una variedad de actividades, como la experiencia olfativa con Brava Nariz, excursiones en velero con Empuriabrava Sailing, clases de yoga con Mandala Yoga y catas de vino en el Celler Perelada, todas las cuales reflejan el compromiso del castillo con los proveedores locales.
Para los aficionados a la gastronomía, se recomienda visitar restaurantes destacados como Cal Sagristà y CROAK’S Bistro & Bar. También, los amantes del queso no deben perderse una parada en el carro de Toni Gérez en el Castell Peralada, donde Javi Martínez prepara un menú excepcional. Además, se han planeado futuras iniciativas en el castillo que prometen garantizar un verdadero retiro sin microondas.