
La gastronomía mallorquina se ha posicionado con fuerza en el panorama internacional. Lo sabe cualquiera que haya viajado alguna vez a la isla y haya regresado a casa con la maleta cargada (y no solo de las clásicas ensaimadas o de la sobrasada de rigor). Mallorca tiene de todo: desde restaurantes de toda índole a un producto de primera con el que se elaboran desde los platos más representativos a otros inimaginables, fruto de la imaginación de grandes chefs formados en las mejores cocinas del mundo.
Mallorca es, a día de hoy, un hervidero de cocineros, sommeliers, restauradores, bartenders, agricultores, pescadores y ganaderos que, juntos, aunque cada uno a su manera, velan por ofrecer lo mejor de la tierra y el mar en platos que pueden ir desde los más tradicionales a los más vanguardistas. Hemos tenido la oportunidad de acercarnos a algunos de los atractivos gastronómicos de Mallorca en dos de los eventos más influyentes del sector del turismo y la gastronomía, FITUR y Madrid Fusión.
Qué se cuece en las grandes cocinas de la isla
Con un stand ampliado de 150 metros cuadrados, Mallorca duplicó su presencia en Madrid Fusión, ofreciendo una agenda repleta de showcookings, ponencias y exhibiciones culinarias que han atraído a profesionales del sector y amantes de la buena mesa. Destacó la presencia de un joven cocinero cuyo nombre no hay que olvidar, pues sabe partir como pocos de la tradición gastronómica local para convertirla en platos de altos vuelos, un chef capaz de combinar técnica e imaginación sin olvidar nunca sus raíces.
Hablamos de Javier Hoebeeck, con una estrella Michelin por Fusión 19, aunque también podemos encontrar su cocina más informal y contemporánea en la taberna Übeck, en Manacor, visita obligada para los amantes del producto fresco y los platillos para compartir en un ambiente relajado. El pan de almendra con aceite y sobrasada de Mallorca, la tosta de arroz de la Albufera con anguila y el buñuelo de cap roig curado en Sal d’Es Trenc fueron algunas de las creaciones que elaboró para los asistentes. La cocina de Hoenbeeck demuestra el buen pulso de muchos jóvenes chefs formados en alta gastronomía (en el caso de Hoebeeck, en el Celler de Can Roca, entre otros), que apuestan por trasladar su cocina a la isla. Pero no fue el único representante de la alta cocina que pasó por el stand de Mallorca: Jordi Cantó, con una estrella Michelin por Sa Clastra, en el Hotel Son Claret, también cocinó para los asistentes.
Otro cocinero que pasó por el stand de Mallorca en Madrid Fusión fue el chef privado Miquel Serra, que elaboró platos tan típicos como la coca de xeixa y algarroba o el baba emborrachado con hierbas mallorquinas, helado y almendras. O Cati Pons, del restaurante Fogons de Sa Plaça, que preparó un pollo con sobrasada estupendo en un showcooking que dejó al personal con ganas de más. Por su parte, Marta Roselló, de Sal de Cocó, un fantástico restaurante a pie de mar que presume de los mejores atardeceres de la isla, elaboró un canelón de pescado de roca con panceta y apionabo. Pero esto no es todo: Miquel Calent, del restaurante Cal Calent i Cuit, compartió con los asistentes un discurso tan interesante como rompedor: ¿por qué no añadir rellenos salados a la ensaimada? Él lo hizo con una deliciosa carne guisada.


Para noctámbulos y golosos
Los amantes del dulce pudieron disfrutar de la sabiduría del pastelero Pep Trias, de la longeva pastelería Trias, que compartió con los asistentes los secretos del gato de almendras. Por su parte, Pau Llull, de Forn Fondo, lo explicó todo sobre la ensaimada, mientras que la parte chocolatera corrió a cargo de Ariadna Salvador, de Ninumà, que presentó una trilogía de bombones (uno de ellos con sobrasada, lo que demuestra que hay ingredientes capaces de trascender fronteras gastronómicas).
Son solo algunos de los nombres de los muchos profesionales que pasaron por el stand de Mallorca en Madrid Fusión para transmitir al personal su pasión por la gastronomía. También algunos cocteleros quisieron aprovechar la ocasión para explicar que Mallorca presume de un amplio abanico de coctelerías, desde las más transgresoras a las más tradicionales. Yoselin Antequera, de Enjoy Group; Laura Pelarda, de Hotel La Gloria de Sant Jaume; o Sonia Pou, de coctelería Arlequín, fueron algunas de las encargadas de demostrar que, en Mallorca, tras la cena se impone acabar con una copa.



Homenaje al mejor producto
Los vinos y licores autóctonos también estuvieron presentes tanto en FITUR como en Madrid Fusión, alineándose con la estrategia de Turismo de Mallorca de fomentar un turismo sostenible basado en el producto local. Entre los coexpositores que compartieron stand destacaron la DO Vins Binissalem, DO Oli de Mallorca, IGP Ametlla de Mallorca, Flor de Sal y la emblemática Sobrassada de Mallorca.
La DO Vins Binissalem destaca por sus vinos con denominación de origen, elaborados con variedades autóctonas como la Manto Negro y la Callet. Estos vinos reflejan la esencia del terruño mallorquín y han sido reconocidos por su equilibrio y estructura. Por su parte, el aceite de oliva Oli de Mallorca, con denominación de origen protegida, ha sido otro de los productos estrella. Elaborado con aceitunas de variedades como la Arbequina y la Empeltre, este oro líquido es el alma de la cocina mallorquina y aporta matices aromáticos únicos muy conectados con las particularidades climáticas locales.
La IGP Ametlla de Mallorca es otro de los tesoros gastronómicos de la isla. Esta almendra de calidad superior, que destaca por su sabor dulce y su textura crujiente, es un ingrediente fundamental en la repostería tradicional mallorquina y en la elaboración de productos innovadores. Por su parte, la Flor de Sal de Mallorca, recolectada de manera artesanal en las salinas de la isla, es un condimento natural altamente valorado por los chefs gracias a su pureza y riqueza en minerales. Finalmente, la Sobrassada de Mallorca, embutido icónico con Indicación Geográfica Protegida (IGP), destaca por su sabor intenso y su textura untuosa. Elaborada con carne de cerdo de la isla y condimentada con pimentón y especias, es un producto emblemático que forma parte de la identidad culinaria de Mallorca y que sigue conquistando día a día a paladares en todo el mundo.