Comida y vino se conocieron antes de llegar a la mesa
Hemos llegado un poco antes a nuestra cita con Raúl y Unai y hemos descubierto el secreto del éxito de Osmosis: con pasión, intercambian argumentos sobre cómo debe combinar uno de los platos que ofrecen ahora mismo con el vino escogido para acompañarlo. Chef y sumiller con libertad total para crear juntos y lograr que el carácter de la comida y el del vino hagan un «match» perfecto antes de llegar a la mesa. Cocina catalana renovada buscando siempre el producto de máxima calidad, respetándolo y maridándolo con el vino adecuado. Y si la calidad es temporal, eso no supone un problema. Su menú degustación cambia aproximadamente cada dos semanas. El producto por encima de todo. Raúl Roig es técnica, imaginación y sensibilidad. Su paso por el Racó de Can Fabes y el aprendizaje que hizo al lado del ganador de la segunda estrella Michelin de El Bulli, Jean Paul Vinay, han marcado el camino hacia la madurez culinaria. Él es el yin y Unai Mata es claramente el yang. La pasión y el conocimiento hacia lo enológico le llevaron a cambiar la cocina por la bodega, dónde busca nuevas sensaciones para el paladar con el bagaje de lo aprendido en la escuela de hostelería de Karlos Arguiñano.
Definen Osmosis como un «oasis en la ciudad» en el que hay que disfrutar de la experiencia. El espacio acompaña para conseguirlo: disponen de distintos reservados para que el ambiente sea el ideal, entre los que destaca la recreación de una biblioteca llena de libros. Buena comida. Buen vino. Buen provecho
Osmosis es la palabra que explica la influencia que tiene un elemento sobre otro. Justo lo que sucede entre la comida y el vino en este establecimiento enogastronómico. Nacho Montes y Frederic Fernández, propietarios y amigos, sugieren que lo gastronómico y lo enológico vayan de la mano, y de ahí su fórmula con más de diez años de éxito. En la cocina, Raúl Roig (ex Racó de Can Fabes y discípulo de Jean Paul Vinay, ganador de la segunda estrella Michelin de El Bulli). Enamorado del producto y reacio a su manipulación, su propuesta se basa en una alta cocina de mercado con mucho contenido y un guiño a la creatividad y a la reinvención de los platos de siempre.
Osmosis sorprende porque no tiene carta. Ofrece varios menús degustación según los productos de temporada (que se ajustan al hambre, al tiempo del que se disponga y al bolsillo) y maridajes pedagógicos y empáticos en función de los platos escogidos: nadie como Nacho para que te guie entre las más de doscientas referencias de su carta de vinos. «Lo mejor es dejarse llevar. Quien llega con reticencias no entra en el juego». Este elegante local huele a conocimiento y a respeto por el trabajo bien hecho. En la planta de arriba, tres estancias íntimas y acogedoras (rodeadas de libros de cocina y vinos de todo el mundo) para compartir experiencias gastronómicas en grupo o en la más absoluta intimidad. Decía Epicuro que había que disfrutar inteligentemente de los placeres de la mesa.
De eso no hay ninguna duda en Osmosis.
Carrer d’Aribau, 100. 08036 Barcelona.
T +34 93 454 52 01.
www.restauranteosmosis.com.
Horario: Mon to Sat from 13.30h to 15.30h and from 20h to 23h.