Gerentes Daniel Reina, Valentina Giraudo Chef Jose Manuel Castro
En los espigones se para el tiempo
Anclado a pocos metros del área de negocios del 22@, el Boo Restaurant & Beach Club tiene algo que hipnotiza. Los que se acercan a este espigón acristalado que le planta cara al mar saben a qué vienen: aquí nadie entra por casualidad. Quizás sea la paz que transmite –dice su chef que aquí se para el tiempo–. Quizás sea la familiaridad que se respira. Quizás sea el sabor de su carta marinera con toque de autor, que tampoco olvida las carnes. Sea como fuere, al Boo, se vuelve. Jose Manuel Castro, su chef, tiene mucho que ver con este retorno. Su personalidad –vivaz y honesta– se palpa en cada plato. En el arroz de erizo de mar, en el lingote de salmón a la plancha con boniato asado y mayonesa de wasabi con eneldo fresco, hasta en la cruceta de cerdo ibérico a la brasa con crema de celeri ahumado y gratén de patata con setas. Aunque, sobre todo, Jose Manuel recomienda que nos fijemos en las sugerencias del día que hacen que zarpar en el Boo sea todavía más excitante. En cada bocado se nota que, después de años al frente de restaurantes de todo el mundo, este chef ha cogido este reto en casa con mucho esmero. Tambien en cada sorbo del Beach Club, que este verano abrirá una serie de cócteles a medida para maridar con la carta.Aunque Jose nos confiesa su pequeño secreto –“Venir al Boo un día lluvioso es espectacular”–, la verdad es que en el Boo te sientes arropado todos los días. No podía ser de otra manera teniendo el agua tan cerca de los pies y sabiendo que la palabra prisa no existe en el diccionario de este restaurante.
Gerentes Daniel Reina, Valentina Giraudo Chef Jose Manuel Castro
Arroces en un entorno privilegiado
Carta renovada, protagonismo del producto, romper etiquetas. El Boo Restaurant & Beach Club sorprende esta temporada con platos nuevos en los que los tradicionales arroces (imprescindible su paella de pulpitos) conviven con el canelón de pularda con bechamel, parmesano y chips de puerro, las habitas frescas salteadas con jamón y chipirón, la cazuela de habas y jamón o el tartar de ventresca que se acompaña con un caldo para atemperar el atún y hacerlo un plato de invierno. La propuesta del chef José Manuel Castro mantiene la cocina mediterránea típica y le añade toques de autor como el salmón con fondo de curri y mango o el mero con crema de pimientos del piquillo. Como novedad, la cocina central dispone de una brasa para carnes, pescados y acompañamientos que permiten un acabado con sabor tradicional para realzar la calidad de la materia prima. Daniel Reina y Valentina Giraudo se sienten satisfechos al ver como la propuesta gastronómica del Boo va ganando adeptos. Saben que el entorno en el que se encuentran es un privilegio y por eso la decoración del local es blanca y neutra, para dar protagonismo al intenso azul de las vistas y a la luz que entra a raudales. La amplitud del espacio permite acoger todo tipo de eventos, así como un público familiar que busca alejarse del bullicio de la ciudad y disfrutar con los suyos de platos de calidad y servicio cercano. En el Boo buscan superarse. La nueva carta pone toda la carne en el asador para hacer que la experiencia del cliente sea completa y seducirles, no solo por la vistas del Mediterráneo, también por el paladar.
Gerentes Daniel Reina, Valentina Giraudo Chef Jose Manuel Castro
Reflotando el barco
Desmitifiquémoslo. No. Rotundamente no. No todos los restaurantes funcionan a pesar de lo que a veces dicen sus propietarios. La realidad es que en Barcelona durante los últimos cinco años se han abierto 1.500 restaurantes nuevos y se han traspasado 8.000. Ocho mil proyectos nuevos que cogen el testigo de los que terminan. Son más de cuatro restaurantes al día los que cambian de propietario; con sus ilusiones, sus sueños y muchos huevos invertidos. Dicen que hay un seleccionador de fútbol por cada español y en Barcelona parece que hay un restaurador por cada barcelonés. Creemos que es fácil gestionar un restaurante; y ¡qué equivocados estamos!
La ola de la crisis se ha llevado por delante multitud de negocios gastronómicos como si fueran endebles castillos de arena en la orilla. El Boo, el restaurante sobre el espigón de la Mar Bella, es un transatlántico que ha sobrevivido a la crisis. Reconocen que no siempre las cosas fueron bien. Inauguró en 2011, en plena crisis. Fue como empezar a navegar por un río lleno de rocas y tras seis años de remar, el Boo llega por fin a mar abierto y nos explican como lo han logrado.
«En cualquier restaurante lo más importante es la cocina y lo segundo, la atención al cliente», afirma Dani Reina, propietario del Boo. Con esta máxima bien clara, se necesita un personal competente para ponerse manos a la obra. José Manuel Castro es el nuevo chef, con experiencia nacional e internacional, segundo de Sergi Arola en el Hotel Arts. Y en la sala, Toni López, con 33 años en la restauración en Grupo Cacheiro, AN Grup o Casa Leopoldo. Dos baluartes de contrastada experiencia para optimizar los procesos y poder ofrecer la mejor calidad y servicio. El siguiente punto ha sido definirse. «Queremos ser un restaurante de cocina mediterránea de referencia en el litoral de Barcelona.» El edificio en sí es muy singular, el único en Barcelona construido encima del mar. Las vistas del skyline de Barcelona son visibles desde cualquier parte del restaurante, pero en especial desde la sala mirador donde ves el Mediterráneo mires hacia donde mires. Un espacio privado y exquisito para aquellos que buscan momentos especiales, como las inmejorables puestas de sol. Junto al mirador, el cocktail club, espacio donde degustar un cóctel al aire libre tanto a media tarde como por la noche. Desde los combinados más modernos hasta los clásicos mojitos y daiquiris. Abajo, el lounge y el beach club, la zona chillout, más agradable y selecta, con una terraza cubierta y aclimatada donde incorporan dos barcas de pescadores con una puesta en escena espectacular: una de ellas llena de hielo con todo tipo de marisco vivo (ostras, almejas de carril, berberechos, navajas, gambas, erizos, percebes) y la otra con brasas de pescado fresco de la lonja (sardinas, doradas, rodaballos, gallo Pedro, atún rojo), todo cocinado al momento. Ideal para eventos coorporativos o privados (bodas, aniversarios…)
En el centro, el restaurante, de una línea más mediterránea, más moderna, con unas presentaciones muy agradables. Como el mascarón de proa que identifica a los barcos, la paella sigue siendo la insignia del Boo. Una marca de nueve días, cinco en fuego, es la base de un arroz excelente. Pero el nuevo Boo es mucho más. Y su cocina se ha puesto al nivel para atraer a los clientes todo el año. Así, el chuletón del norte, el tataki de atún con mango caramelizado y caviar de trufa o la merluza con espuma de wasabi son opciones que lo convierten en algo más que un restaurante de arroces.
Pero… ¿es suficiente acertar en cocina y sala para hacer triunfar un restaurante que está lejos del tránsito de gente de la Barceloneta o del Eixample? La respuesta es no. Y el éxito del nuevo Boo radica en entenderlo sin complejos. El Boo es un transatlántico de 600m2. Hacía falta más caudal para bajar el río sinuoso, más clientes capaces de disfrutar del viaje. Con una visión estratégica moderna y sin miedo a implementar la tecnología aplicada al sector gastronómico, el Boo ha convertido algunas de sus debilidades en fortalezas. La intrínseca estacionalidad del restaurante debido a su ubicación no afecta al perfil del cliente corporativo, que disfruta también en invierno de un espacio único.
Tras invertir en la cocina y en la atención al cliente, el tercer motor que da impulso al Boo es la profesionalización de su equipo comercial para atender a todo tipo de eventos, en especial para empresas, clubs deportivos o eventos familiares. Han implementado un CRM único y personalizado. Un CRM es una estrategia de negocios dirigida a entender, anticipar y responder a las necesidades de los clientes actuales y potenciales del restaurante para poder hacer crecer el valor de la relación. Esto unido a un equipo comercial de cinco personas que lo utilizan, hacen que el Boo consiga ese volumen de clientes que le permite navegar. Este equipo también utiliza y estudia el éxito de las plataformas de descuentos o cupones online. «Con la crisis nos hemos tenido que profesionalizar. Las plataformas online de descuentos son una herramienta muy útil, pero que hay que saber utilizarlas con cuidado.», confiesa Reina.
25 años después de su inauguración (entonces llamado La torreta del submarí), el Boo actual representa la mejor salud de este edificio singular, el único 100% rodeado de mar. Un emblema de la costa de Barcelona que navega viento en popa.
Gerentes Daniel Reina, Valentina Giraudo
Experiencias para todos los sentidos
Tener deseos de desconectar por completo de la gran ciudad sin alejarse demasiado de ella: en el Boo Restaurant & Beach Club es posible. Referente de la costa litoral de Barcelona, este establecimiento emula a un barco de dos plantas a punto de zarpar y posee un marco inigualable, protagonizado por el color azul del mar. Renovados aires marineros para los amantes de los arroces o del pescado fresco (que viene cada día de la lonja) y del producto de temporada sin artificio pero tratado con mucho mimo.
El Boo es respeto a la tradición y a la innovación. Y ofrece una propuesta gastronómica variada, con un novedoso menú del chef con un pica-pica para compartir (ensalada César con secreto del chef, patas de bogavante en tempura, mejillones), y la clásica y deseada paella de marisco o una cazuelita de meloso
de bacalao con judías de Santa Pau y butifarra negra.
En un ambiente distendido, el Boo invita a disfrutar en mayúsculas sin prisa, pero con muchas pausas: de restaurante, a lounge, beach club, mirador y cocktail club, se convierte en una propuesta ineludible en el panorama de ocio de la Barcelona del siglo XXI.
Gerentes Daniel Reina, Valentina Giraudo
Arroz marinero sobre el mar
Cierra los ojos un momento. Imagínate que estás en un velero de muchos metros de eslora en medio del Mediterráneo. Apenas hace unas horas que los pescadores acaban de recoger la captura y, mientras disfrutas de una relajante vista al mar, ya te están preparando un excelente arroz marinero. Este idílico escenario gastromarinero es la propuesta del restaurante Boo, el único restaurante de Catalunya situado literalmente sobre el mar. En este proyecto navegan, con la pericia de un viejo lobo de mar, Daniel Reina y Valentina Giraudo, para hacer que la experiencia de los comensales de este restaurante llegue a buen puerto.
“Apostamos por el producto de proximidad bien presentado. No queremos enmascarar la calidad”, apunta el chef Xavier Ramírez. De los arroces con bogavante o con marisco, o su reconocido arroz d’espardenya, hasta el meloso de ternera preparado a cocción lenta, ofrecen una amplia variedad de platos para disfrutar relajadamente de un paisaje único. Y es que el trabajo sobresaliente en la cocina viene acompañado de una puesta en escena extraordinaria, en un local multifuncional de casi 1.000 m2, ideal para todo tipo de eventos.
La innovación la consiguen creando distintos ambientes gastronómicos en sus cinco espacios. Uno de ellos permite alargar la cena con copas y Dj en un ambiente chill out, aunque Daniel destaca el show-cooking de barbacoa. Una barca llena de pescado fresco. Otra con las brasas y el olor del Mediterráneo. Ya puedes abrir los ojos.